3. El ‘enigma de la germinación’.
A mitad de los años 20, la demanda de Rooibos sobrepasó la cantidad de arbustos en el Cederberg Se necesitaban nuevas técnicas de cultivo y de cosecha. Había que tratar el Rooibos como un cultivo agrícola.
El Dr Pieter Le Fras Nortier, un cirujano y magistrado local, botánico, académico de Oxford Rhodes y propietario de la granja Klein Kliphuis, discutió la posibilidad de cultivar Rooibos en plantaciones con el emprendedor y exportador de Rooibos Benjamin Ginsberg y el granjero Olof Bergh. El modelo que investigaron fue el de las grandes plantaciones de té negro que fueron creadas en la India a mediados del siglo XIX por los británicos, siguiendo la tradición de las plantaciones de caña de azúcar en el Caribe. Nortier comenzó a recolectar semillas de la variedad superior de Rooibos, llamada Rojo, que crece en las montañas Pakhuis y Grootkloof.
El siguiente paso era solucionar el bajísimo nivel de germinación de las semillas o, como lo expresó Ginsberg, solucionar el ‘enigma de la germinación’. Nortier, seguramente usando las viejas técnicas de germinación de semillas de cáscara dura del Mediterráneo, escarificó la cubierta exterior de las diminutas semillas y las plantó en semilleros. El experimento fue un éxito y Nortier logró cosechar 80 bolsas de té en Klein Kliphuis. Las plántulas fueron replantadas en la granja de Bergh, Varkenfontein, y en Klein Kliphuis, donde Nortier comenzó a establecer las plantaciones de Rooibos.
Nortier, aclamado como el ‘padre de la industria del Rooibos’, recibió un doctorado honoris causa de su alma mater, la Victoria College (hoy conocida como la Universidad de Stellenbosch) por sus investigaciones sobre el té y otros esfuerzos agrícolas.
Hoy en día, se producen 16 000 toneladas métricas de Rooibos cada año en Sudáfrica, de las cuales, alrededor del 50 % se exporta a 60 países de todo el mundo. Y pensar que todo empezó con una diminuta e insignificante semilla de Rooibos.